Los tiempos han cambiado para todo. La era de la informatización ha modificado la manera de trabajar en la mayoría de los sectores, lo que unido a las consecuencias de la crisis ha conllevado la reinvención en todos los campos laborales. En el ámbito comercial inmobiliario, estos cambios son más pronunciados. La atención directa con el cliente se ha visto obligado a dar una vuelta de tuerca en lo referente a sus técnicas, y es que el comprador ya no es el que era y, como tal, las estrategias empleadas en el pasado se han quedado obsoletas.
Perfil del agente inmobiliario en la actualidad
Atrás quedaron las operaciones que, sin mayor esfuerzo, culminaban en venta o alquiler. Tal y como entraba una vivienda en nuestra cartera de activos, se vendía en apenas un segundo. Los bancos tenían manga ancha a la hora de conceder créditos, y los comerciales, con su don de gentes, conseguían hacerse con la compraventa o el alquiler seguro. Adaptarse al nuevo terreno laboral significa cambiar aspectos, en ocasiones viciados, de nuestra pasada metodología. La presencia del comercial sigue siendo importante, tenemos que desprender profesionalidad ante todo, pero debe ir unida a otras cualidades.
Tenemos que ser críticos con nosotros mismos. Estudiar el mercado actual y aprovechar las nuevas oportunidades que nos ofrece. Aunque las captaciones de pisos se hayan reducido, las ofertas siguen existiendo, simplemente el trabajo para conseguirlas es mayor.
Enfocar las tareas a la fidelización del cliente aportará confianza, y puede reportar nuevos clientes, por eso hay que intentar que el proceso no termine con la firma de un contrato. El servicio post-venta nos aportará un feedback de la experiencia del comprador, muy útil para corregir posibles errores cometidos y afianzar actitudes positivas.
Otro aspecto importante es saber detectar las necesidades del cliente, empatizar con él. Antes, la brecha entre las diferentes tipologías de pisos era tan grande que existía un público concreto para cada una. Ahora, casi por el mismo precio, esta nueva generación de compradores puede optar a viviendas diferentes, de 3 dormitorios, 2 baños e incluso ascensor, por lo que nos volvemos más exigentes.
El dominio tecnológico debe estar presente en los nuevos comerciales. Todo está vinculado con internet, la publicidad, la presencia corporativa en la web o las redes sociales. Esto no está reñido con la formación constante del profesional. Las leyes cambian y afectan a las operaciones de venta y de alquiler con garantías, por lo que hay que estar actualizado y revisar casi a diario noticias que nos informen de estos posibles cambios.
Por último, cualidades como la perseverancia, la pasión por el trabajo, la capacidad de comunicación o negociación, confianza en nosotros mismos o el compromiso deberían estar incluidas en el reglamento inmobiliario. Ningún comercial que se preste como tal debe carecer de alguna de ellas. Pero sobre todo, y por encima de todas las demás, la verdad. Ser claro, transparente y honrado nos reportará los mejores beneficios que podamos obtener y no es otro que la satisfacción por el trabajo bien hecho.