España es un país de propietarios. Este hecho, repetido como un mantra cuando se habla de vivienda, está respaldado por los contundentes datos. Sin embargo, esta tendencia tan arraigada empezó a mostrar signos de cambio hace dos décadas, cuando la elección de vivir en alquiler empezó a crecer en detrimento de la opción de compra hasta firmar en la actualidad uno de los mayores crecimientos entre los países de la Unión Europea (UE).
El cambio de signo se confirma en los datos de vivienda de propietarios y arrendatarios que ofrece Eurostat. En general, los países de la Unión Europea (UE) son también más propietarios que arrendatarios. La estadística europea situaba en 2011 a los primeros en el 70,8% frente al 29,2% que declaraba vivir en régimen de alquiler. En la siguiente década, hasta 2021, los primeros caerían al 69,1% mientras los segundos aumentarían hasta el 30,1%. Aunque la tendencia es la misma, en España, en ese tramo temporal, fue más brusca y los propietarios pasaron del 79,7% al 75,8% (-3,9%) mientras que los arrendatarios dibujarían el camino inverso, desde el 20,3% al 24,2% (+3,9%).
Tras estos datos puros se oculta el giro. Si se analizan desde 2011 (base 100 de nuestro cálculo) se observa que en España el volumen de propietarios se ha reducido en más de cuatro puntos mientras que el de arrendatarios ha aumentado en casi 14. Una tendencia mucho más marcada que en la media de la UE, donde la vivienda en propiedad ha decaído menos de tres puntos y la opción del alquiler ha crecido algo más de seis.
La evolución en el resto de países marca caminos distintos. Desde registrar apenas variaciones en ninguna de las dos variables analizadas, como en el caso de Bélgica o Italia, hasta inclinarse más por la propiedad en países donde la tenencia de vivienda no estaba tan decantada hacia la compra.
El cambio de tendencia se ha encontrado con un muro: las subidas de tipos de interés aplicadas desde julio de 2022 por el Banco Central Europeo (BCE) que han encarecido el acceso a la vivienda con una política monetaria más dura encaminada a contener la inflación. Mientras de 2021 a 2022, en el conjunto de la Unión Europea se mantendría la tendencia ascendente en el arrendamiento, no lo conseguiría en España. El grupo de alquiler descendería dos décimas, al 24%, y el de propietarios aumentaría 0,2 puntos porcentuales, hasta el 76%.
La porción de población que ha quedado excluida del acceso a la compra de vivienda ha derivado en una mayor demanda de alquiler en un momento de escasa oferta y con el consecuente aumento de los precios de las rentas que también dificulta el acceso al mismo.
Para contener esta última situación, el Ejecutivo español aprobó un límite a la subida del alquiler en 2022 que la limitó, desde abril, al 2%, porcentaje que se ha mantenido para este año en curso y que aumentará al 3% en 2024 mientras el INE desarrolla el nuevo índice que sustituirá al IPC como referencia para las revisiones de los contratos de arrendamiento.
En este sentido, el Banco de España, que albergó entre las soluciones la intervención del mercado del alquiler, objetó que el límite no solucionaba las causas subyacentes al problema de la accesibilidad y que, de aplicarse por zonas, podría suponer una disminución aún mayor del stock disponible y un aumento de los precios en las zonas aledañas, más solicitadas.
Fuente el Economista.