El alquiler es una opción de vivienda cada vez utilizada por más personas. De este modo, a los clásicos alquileres de verano o de estudiantes, hace ya mucho tiempo que se añadieron los pisos compartidos de trabajadores o también los alquileres de todo tipo de familias que, por un motivo u otro prefieren esta opción a los compromisos que conlleva formalizar una hipoteca.
No obstante, alquilar con garantías pasa por una serie de aspectos como el contrato, la fianza, los avales y algunos más e implica también la posibilidad de acceder a ayudas de alquiler para que este sea más fácil de llevar, sobre todo para aquellos hogares con pocos recursos. Normalmente, estas ayudas son gestionadas por las comunidades autónomas, que también cuentan con partidas puntuales para fomentar el alquiler que pueden extenderse durante varios años. Por su parte, el estado también dota de financiación a sus planes de alquiler, como el Plan Estatal de Fomento de alquiler de viviendas 2013-2016, que posteriormente se amplió también para 2017. Según esta normativa, el inquilino podrá beneficiarse de hasta un 40% del precio anual de su alquiler, aunque se establece un límite de ayuda que asciende a los 2.400 euros al año por vivienda.
Como en todas las ayudas, hay que cumplir una serie de requisitos que, en líneas generales, serían los siguientes:
- Ser titular, o estar en proceso de serlo, de un contrato de arrendamiento de vivienda.
- Que el contrato sea para la vivienda habitual y permanente.
- Que los ingresos de los que vayan a vivir en la vivienda estén por debajo de ciertos umbrales. Una cifras que las comunidades autónomas pueden modificar hacia abajo.
- Que la renta mensual de la vivienda no sea superior a 600 euros. Las comunidades autónomas también podrán fijar una renta menor.
En cuanto a la forma de recibir la ayuda, se establece un pago mensual de un máximo de 200 euros y un tiempo de 12 meses, aunque prorrogables por otros tantos hasta la finalización del mencionado plan. Por otra parte, cabe indicar que si bien el plan es estatal, son las comunidades autónomas las que regulan aspectos como las condiciones que debe tener la vivienda como puede ser el precio mensual máximo del alquiler. Es decir, una comunidad puede fijar, por ejemplo, que para que un inquilino pueda recibir esta ayuda el precio mensual del alquiler no debe ser superior a 400 euros. Aunque a la hora de conceder o no las ayudas intervienen otros aspectos como el número de habitantes en la vivienda o las rentas de los mismos.
Las propias autonomías también pueden crear y gestionar sus propias ayudas para la vivienda, dotándolas de fondos propios a través de empresas públicas de alquiler, partidas presupuestarias específicas… Por ese motivo conviene que toda persona que esté interesada o que necesite acceder a una ayuda para la vivienda se pase por su Consejería de Vivienda, donde le informarán sobre las que están abiertas, sobre sus requisitos y tal vez también sobre si va a salir alguna nueva a corto plazo.