Tener un contrato de alquiler no es garantía absoluta de que puedas conservar tu vivienda. Hay varios motivos por los que el propietario puede resolver el contrato y echarte antes de que finalice. En caso de incumplimiento de las condiciones del contrato la ley lo ampara y tendrás que abandonar la vivienda. Estos son los motivos más frecuentes.
Dejar de pagar las cuotas de alquiler
La LAU, Ley de Arrendamientos Urbanos, contempla la obligación, por parte del inquilino, de pagar las rentas establecidas en el contrato de alquiler. Pero no establece el número de impagos que generan la resolución del contrato, sino que queda a la voluntad de las partes.
Cuando te dispongas a firmar un arrendamiento debes acordar con el casero las diferentes alternativas que motivarían la resolución del contrato. En muchos casos el casero contratará un seguro de alquiler para evitar perjuicio económico.
Impago de la fianza establecida
El pago de la fianza es una obligación recogida en la LAU, por lo que su impago puede ser motivo de cancelación del contrato por parte del casero.
Subarriendo de la vivienda
Si quieres subarrendar la vivienda o alguna de las habitaciones, debes hacerlo constar en el contrato que firmes. En caso de que conste una prohibición expresa por parte del propietario para el subarriendo, debes evitar esta práctica. En caso contrario te puede rescindir el contrato al amparo del artículo 27 de la LAU.
Si vas a compartir piso con otras personas, por ejemplo estudiantes, debéis figurar todos en el contrato firmado. De lo contrario puede entenderse como un subarriendo de las habitaciones.
Causar daños en la vivienda o realizar obras sin el consentimiento del propietario
Si los daños son cuantiosos y las obras no están autorizadas el propietario puede rescindir unilateralmente el contrato.
Realizar actividades molestas, peligrosas o ilícitas en la vivienda
Si existen problemas de higiene o las actividades suponen un peligro para el resto de los vecinos el dueño puede resolver el contrato y pedirte que abandones la vivienda. Esto mismo ocurre cuando alquilas un inmueble para un fin determinado, especificado en el contrato, y lo dedicas a otro. Por ejemplo: alquilar un piso como vivienda y dedicarlo a academia de clases particulares.
Si el propietario necesita la vivienda para uso propio o de su familia
En este caso la debe destinar a vivienda permanente suya, de sus familiares de primer grado o para el cónyuge en caso de separación. En los contratos menores de tres años el inquilino tiene derecho a la prórroga anual y automática hasta que se cumplan los tres años. Pero una vez transcurrido el primer año y si el propietario necesita el inmueble, puede recuperarlo comunicándote legalmente la circunstancia con, al menos, tres meses de antelación.
Tener animales no autorizados
En algunos casos el casero incluye en el contrato una cláusula para evitar que tengas animales en la vivienda, por miedo a los daños que se produzcan. Si incumples esta cláusula puede rescindir el contrato.
Para evitar que te rescindan tu contrato de alquiler debes cumplir con todos los acuerdos recogidos en el mismo y abonar puntualmente las rentas.