¿Puede alquilarle su vivienda a los turistas para que pasen unos días en España? Pues la respuesta depende de dónde viva, ya que es competencia de cada una de las comunidades autónomas de España.
Hasta mayo de 2013 pocas autonomías ponían límites y la Ley de Arrendamientos Urbanos, de carácter estatal, que permitía alquilar casas por periodos cortos, siempre que se tributara por los ingresos. Pero hace ahora dos años todo cambió: el Gobierno sacó las viviendas turísticas de esa legislación e invitó a las comunidades autónomas a regular a su antojo.
Cada una lo ha afrontado de manera distinta y, además, ha tenido que dejar espacio a que los municipios, responsables de los planes urbanísticos, puedan imponer sus límites. ¿El resultado? Un conjunto de diferentes leyes que permite o prohíbe arrendar apartamentos separados por unos kilómetros.
El pasado mes de abril más de 5,5 millones de turistas extranjeros visitaron España. Según las estadísticas del Ministerio de Industria, 583.229 de ellos se alojaron en viviendas alquiladas. Es un 20,4% más que un año antes. La opción de los apartamentos sube también entre los españoles, frente a los hoteles. En parte, porque la oferta ha crecido: a los tradicionales apartoteles y segundas residencias cedidas por sus dueños unos meses al año, se suma cada vez más la oferta de particulares, que sacan al mercado incluso habitaciones de su primera vivienda.
En España la invitación del Gobierno para que las comunidades regulasen los alquileres parte de una premisa: la decisión de si la vivienda que sirve como residencia puede tener ese uso.
Una opción es el registro. Algunas comunidades han optado por permitir el alquiler, pero exigen un registro de la vivienda, como la Comunidad Valenciana o Aragón. Cataluña pide, además, que los dueños tengan una licencia facilitada por los Ayuntamientos, y Barcelona, por ejemplo, congeló la concesión de esas licencias el año pasado.
Otras autonomías dejan poco margen. Canarias, por ejemplo, solo lo acepta si el apartamento está en suelo fuera de las zonas turísticas. Es decir, que deja la primera línea de playa a las empresas. Baleares solo permite a los particulares alquilar su casa si está aislada, no si es un piso en un edificio con vecinos.