La fianza es una cantidad de dinero que el arrendatario entrega al arrendador en el momento en el que se formaliza el alquiler de una vivienda. Esta fianza es obligatoria, según el artículo 36 de la Ley de Arrendamientos Urbanos, y equivale a una mensualidad en el caso de una vivienda. Este importe constituye una garantía para el dueño del inmueble en el caso de que se produjese algún desperfecto en él o de que existiese algún impago por parte del inquilino.
Según esta ley que arbitra los arrendamientos, dicha fianza ha de ser devuelta al arrendatario en el plazo máximo de un mes desde que este deja el inmueble. Pero ¿qué sucede si el casero se niega a hacerlo a pesar de que la vivienda está en perfecto estado y no existe ninguna deuda? A continuación, te damos algunas claves para que sepas cómo actuar en el caso de que te encuentres en una situación parecida.