Tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, la dinámica que tomó el relevo no fue mucho mejor: alquileres abusivos. Pruebas de ello son los datos recogidos, en los cuales se contrasta que el precio del alquiler ha alcanzado y superado todo límite establecido con anterioridad. Lejos quedan los máximos establecidos en 2007, cuando la crisis comenzó a dejarse ver y las hipotecas cayeron en picado. Los alquileres no han parado su ascenso hacia la cúspide, lo que ha provocado que cada vez sea más complicado encontrar un piso que se ajuste al bolsillo medio y las afueras de las ciudades comiencen a ser auténticas vías de escape.
